No fui de esos jóvenes que desde crio ya tenía claro lo que quería ser de mayor, es más, nunca pensé que iba a dedicarme a la docencia de manera profesional. Tampoco me formé en mi etapa de estudiante para ello, aunque por otro lado nunca he dejado de estudiar y prepararme para ser cada día un poco mejor profesional.
Una vez finalicé mis estudios de Bachiller, encaminé mis estudios hacia la informática, pero un buen día todo cambió.
Me sitúo a finales de los años 90 del pasado siglo. Toco la gaita, se me da muy bien. Me paso muchos fines de semana al año y prácticamente todo el verano tocando de romería en romería. Acompaño a varios grupos de baile, en ocasiones con la gaita, otras con el tambor: “Pillé unos años muy buenos, se curraba mucho y se ganaba mejor”.
Un buen día un compañero del grupo de baile Coros y Danzas de Oviedo (grupo al que acompañaba habitualmente de tamboriteru), me pregunta si doy clase de gaita. Yo le miro con cara de incrédulo. Me cuenta que una amiga quiere aprender y que no sabe dónde puede hacerlo.
No lo pienso mucho, y le contesto: “Pues…no doy clase, pero podría hacerlo”.
Mis inicios como maestru
Estamos en los primeros días del mes de julio de 1997 y comienzo mi primera clase con una mocina de 16 años.
Paula “la xarrina” cambió el rumbo de mi vida. Era una alumna ejemplar; responsable, trabajadora y con una especial sensibilidad. Estoy seguro de que esto influyó mucho en que, a las pocas semanas de estar enseñándole las primeras canciones de gaita, ya tuve claro que quería dedicarme a eso: quiero ser maestru de gaita.
Con una sola alumna no iba a poder vivir de ello, así que diseñé unos sencillos carteles, los típicos de: Se dan clases de gaita, matricula gratis, precios económicos…etc. Dediqué unas mañanas a ir pegándolos por diferentes comercios de Oviedo, en aquellos años así se publicitaban las cosas, eran nuestras redes sociales.
A los pocos días me llamó otra persona interesada, se llamaba Sergio, y a las pocas semanas, éste trajo a un amigo, Pablo Alonso Miranda. Un chaval de 16 años. En poco tiempo ya tocaba curioso. Difícil imaginar que Pablo se convertiría en uno de mis mejores amigos y la persona más fiel que he tenido a mi lado en estos más de 25 años. Pablo trajo a Fere semanas después. A los pocos días llegó Celia, Antonio…en unos meses tenía media docena de alumnos. ¡La cosa marchaba!
Conseguí que me cedieran unas horas a la semana en un aula de un local gestionado por el Ayuntamiento de Oviedo: el Hotel de Asociaciones Juveniles Campo de los Patos. En seguida se me quedó pequeño, necesitaba más días y más aulas, así que al finalizar el curso me puse manos a la obra.
El 20 de junio de 1998 decidí fundar junto a mis primeros 6 alumnos la Asociación Cultural Xácara.
Ahí ya estaba también, Aida Rodríguez, mi compañera. La que siempre ha estado a mi lado durante todos estos años, y también madre de mis hijos.
En setiembre comienzo a impartir clases a través del AMPA en el Colegio Público Parque Infantil de Oviedo. El curso se inicia con 5 alumnos, aunque pronto consolidaré la actividad, que fue creciendo paulatinamente, hasta llegar a los 17 asistentes. De aquí saldrá uno de mis mejores alumnos y amigo. Sergio García González tenía 8 años. En la actualidad sigue asistiendo a clase (más bien a ensayar porque nada le puedo enseñar). Un chaval inteligente y currante. Un crack.
Ese mismo mes, la responsable de cultura del Centro Asturiano de Oviedo, (donde desde hacía un par de años colaboraba como gaiteru acompañante del grupo de baile) me ofrece la posibilidad de impartir clases de gaita a los socios, con la idea de formar una banda de gaitas en un futuro cercano. Entre los que se apuntaron del grupo de baile y la captación que hice durante las fiestas del Centro Asturiano, comencé a las pocas semanas el curso con casi una veintena de alumnos.
(No abandono mis estudios de informática. Consigo sacarme el título de Técnico Especialista en Informática de gestión).
En un año aproximadamente, pasé de ser un futuro informático, a dedicarme de lleno a la enseñanza de la gaita.
Y a partir de aquí, todo prácticamente fue rodado. Algún palo en la rueda (eso siempre, pero curte). Disgustos, alumnos que van y vienen, movidas en las agrupaciones, eso siempre pasa…pero desde ese día hasta hoy siempre he ido a dar clase sin pensar que era mi trabajo, siempre lo hago feliz.
Una vez leí una frase, no recuerdo donde, que no la olvidé: Elige un trabajo que te guste y nunca trabajarás. El 18 de junio de 1999 organizo en el salón de actos del Centro Asturiano de Oviedo el I Concierto de la Escuela de gaitas, donde participan alumnos de las 3 escuelas donde enseño. Ese día también participa en el concierto un amigo muy especial, una gran persona que el destino me puso un día en el camino, y al cual le debo muchos de los días más felices de mi vida profesional. David Feíto. Para él hay un apartado especial en otro lado de la web.
La afición se convierte en profesión
El número de alumnos comienza a crecer muy rápido durante el curso 1999/2000, motivo por el cual decido dar 2 pasos muy importantes en la consolidación de mi actividad. Por un lado, alquilo un local en la zona de Buenavista, donde una vez acondicionado (gracias a mi padre y algún alumno) comienzo a dar las clases de gaita 5 días a la semana en horario de tarde completa. Decido llamar a este nuevo espacio de enseñanza: Escuela de Gaita Remis Ovalle. Por otro lado, entiendo que debo formalizar mi condición laboral (estoy trabajando “de extranjis”).
Junto a 3 compañeros que ya ejercen la misma actividad que yo, y sobradamente conocidos en nuestro “mundillo” decidimos asociarnos y formar una cooperativa de maestros. A partir de este momento, año 2000, si puedo decir, que ejerzo una actividad profesional. EURIJOMA S. COOP, estaba formada por José Luis García, Eugenio Otero, Manuel Durán y un servidor.
En mayo de ese mismo año la recién creada Banda de Gaitas del Centro Asturiano de Oviedo, realiza su primera actuación. Recibimos en Cangas de Onís, a los socios participantes en la Marcha a Covadonga que se celebra anualmente.
A la par, ya consigo tener un grupo estable de alumnos de la Escuela Remis Ovalle y gracias a la colaboración con el AMPA del Colegio Fundación Masaveu conseguimos que nos dejen un local para hacer los ensayos. Este sí que era uno de mis sueños, dirigir una banda de gaitas y tratar de plasmar en ella la idea musical que yo tenía en la cabeza.
Comenzamos a preparar un repertorio, el cual presentaríamos al año siguiente. No fue fácil: conseguir trajes, gaitas, percusión…pero bueno, poco a poco se fue adquiriendo todo.
En junio de ese curso celebramos el II Concierto de la escuela de gaitas en el Salón de Actos del Colegio Masaveu. Ahí ya presenté la banda de gaitas en la que estaba trabajando.
El buen trabajo que creo estaba realizando, comienza a dar sus frutos y en esos meses recibo 2 nuevas propuestas de trabajo con las que voy a aprender y disfrutar mucho en los siguientes años.
Por un lado, el Proyecto educativo Escuelas Viajeras, dirigido por el Servicio de Innovación y Apoyo a la Acción Educativa de la Consejería de Educación del Principado de Asturias me propone participar en dicho proyecto, llevando a cabo una pequeña muestra musical.
En dicho proyecto el Servicio de Innovación recibe en Asturias a niños de colegios de diferentes comunidades españolas que pasan unos días en nuestra tierra conociendo y disfrutando de la misma. Una de las tardes la dedican a una fiesta asturiana, organizando una espicha en la que participo junto a 3 personas de mi confianza con las que decido contar para dicho proyecto. Lo que comenzó siendo una pequeña pincelada musical acabó siendo una interesantísima charla músico-teórica, con una gran aceptación y excelente valoración por parte de los maestros y niños participantes en dicha actividad, tal y como quedó constatado en las valoraciones escritas recibidas por dicho servicio.
Durante 5 años consecutivos, 10 fines de semana al año, repartidos entre el primer y tercer trimestre lectivo, participo junto a Marcos Villanueva y Aida Rodríguez, encargados de hablar del baile y la indumentaria tradicional asturiana y Diego Casado, encargado de hablar del tambor asturiano, en este gratificante proyecto.
Por otro lado, un buen día recibo la llamada del coronel del Regimiento de Infantería “Príncipe nº 3” del acuartelamiento Cabo Noval en Siero, Asturias, quien me ofrece la posibilidad de colaborar con dicha institución, haciéndome cargo de la enseñanza a los gaiteros de la banda de guerra de dicho acuartelamiento.
Al parecer el coronel Ramos Oliver había visto una pequeña actuación mía en la entrega de los Premios Urogallo que otorga anualmente el Centro Asturiano de Madrid. Aquel verano habían celebrado la gala de entrega en un pabellón de la Feria de muestras de Gijón, donde casualmente estaba yo. Como dice el refrán: “más vale llegar a tiempo que rondar un año”.
Acepto de buen gusto la propuesta, aunque de mano me encuentro con 2 problemas.
El primero: las gaitas que tienen son gallegas.
Entendía que yo como maestro de gaita asturiana no debía de dar clase bajo estas condiciones. Solicité al coronel la compra de gaitas asturianas. Aunque los trámites no fueron fáciles, meses después, la banda estrenaba sus nuevas gaitas asturianas. (he de añadir que me siento muy orgulloso de haber conseguido este hito). En segundo lugar, yo desconocía por completo la música militar y además el nivel musical de los integrantes de la banda era muy bajo, por tanto, propuse al coronel la contratación de otro profesor para enseñar al cuerpo de percusión. La persona contratada bajo mi recomendación fue mi compañero de empresa: Manuel Durán, maestro de tambor y profundo conocedor de la música militar.
Y por fin llegó el día esperado. En junio de 2002 presentamos la Banda Gaites Xácara en un festival que organizamos en el Auditorio de Oviedo acompañados de grandes amigos.
Una tarde para el recuerdo. Ganas e ilusión. Un futuro por delante y cientos de historias por vivir.
La historia vivida con BgXácara lo contaré en otro apartado de la web. Fueron 17 años increíbles de mi vida, de los cuales guardo grandes recuerdos.
La Escuela de Gaita Remis Ovalle crece cada día más. Ya cuento con Manuel Durán como maestro de tambor, pero quiero seguir creciendo, motivo por el cual decido crear la Escuela de Música Tradicional La Guareña.
En el año 2003 amplío la oferta educativa con una serie de enseñanzas y maestros que da como resultado el crecimiento de la escuela hasta triplicar el número de alumnos. En el momento más álgido, el proyecto cuenta con aproximadamente 150 alumnos. Gaita, tambor, flauta travesera, curdión, violín, bodhrán, guitarra, pandereta, canto e introducción a la música tradicional.