Inicios

Año 1986: aquel niño de 9 años.

Suarías, Peñamellera Baja. Fiesta del patrón junto a Marta.
Gaiteru: Manuel Soberado
Suarías, Peñamellera Baja. Fiesta del patrón junto a Marta.
Gaiteru: Manuel Soberado

Mi padre toca la gaita, no se le da mal. A veces hace de gaiteru acompañante para un grupo de baile “regional” que ensaya en la Tenderina, Oviedo. El solo toca en los ensayos. Tengo 9 años y mi hermana Marta, 8. Los dos le acompañamos al ensayo del grupo y nos invitan a bailar. Lo pasamos bien. A los pocos meses hacemos nuestra primera actuación. Vamos vestidos de pescadores, (no recuerdo el nombre del grupo, pero si al profesor: se llamaba Mandi).

Dicen que el señor del tambor toca muy bien, se llama Milio “el torneru”. Al parecer su hijo también toca.

Hacemos nuestra primera actuación solos, en las fiestas del pueblo de mis padres, Suarías, Peñamellera Baja. El sábado 13 de junio, se celebra San Antonio. La gente se viste de gala, suenan los voladores y todo el mundo se agolpa en la Braña para ver a los críos bailar.  

Mi padre quiere que aprenda a tocar la gaita. Lo intento, pero es muy difícil. La gaita es grande y está muy dura. Me cuesta “dios y ayuda” hacerla sonar. Mi hermana me ayuda, ella sopla y mantiene el sonido, mientras que yo muevo los dedos. Aprendo las notas con un palo, mi padre toca primero y a continuación yo lo imito. Repetimos una y otra vez hasta que consigo memorizarlas. Creo que aprendo bastante rápido.

Pasan los meses y ya consigo tocar varias canciones. Creo que se me da bien y mi padre, mi maestro hasta el momento, dice que mejor voy ya con Xuacu a la escuela de gaita. Él ya me enseñó lo que sabía.

Xuacu Amieva da las clases en una casa de planta baja en la Avda. de los Monumentos, en Ciudad Naranco. La casa tiene varias habitaciones y ahí es donde tocamos. Voy dos veces por semana y toco durante 1 hora, aunque si no viene otro alumno, puedo quedarme más tiempo tocando.

Xuacu casi siempre está en la cocina, ahí hace menos frio porque enciende la cocina de carbón. Hay pocos críos, la mayoría son gente mayor. El método de aprendizaje es sencillo; Xuacu toca una canción varias veces y tú te concentras mucho mirando sus dedos sin pestañear. Es fundamental memorizar la melodía. Las partituras no tienen pentagrama, únicamente escribe las notas en letra en unas hojas que tiene. Las notas largas llevan una raya por encima. Tengo una libreta donde copio las canciones y de camino a casa voy tarareando la canción, no quiero que se me olvide, sino al siguiente día no seré capaz de tocarla.

Cuando vengo del cole a mediodía, siempre tengo que ensayar. A veces no me apetece y me hago el remolón, pero mi padre esta al acecho y sé que tengo que ensayar; 30 minutos diarios y los domingos descanso. Mis padres me escuchan desde la cocina y cuando acabo siempre espero algún comentario sobre como lo hice.

Hay un señor con el que coincido en clase que tiene una gaita negra. Me encanta como suena. Yo heredé la de mi padre, es de boje con los flecos de la bandera de España. La construyó El Pravianu, y odio la boquilla, es de acero, y siempre pienso que me voy a romper los paletos.

Cada vez toco mejor y en la fiesta del pueblo ya soy yo quién toca la procesión. Creo que mi padre está orgulloso, aunque no me lo diga, lo veo en sus ojos. También toco en la boda de mi tía Ana Hoyos. Me da mucha vergüenza, pero todo el mundo me aplaude y eso me motiva para seguir mejorando en mí aprendizaje.

Suarías, Peñamellera Baja, junto a Pedro Soberado. Año aprox. 1988.
Suarías, Peñamellera Baja, junto a Pedro Soberado. Año aprox. 1988.

No recuerdo mucho más de esta etapa. Se que voy mejorando porque en clase ya paso bastante tiempo tocando en la cocina con Xuacu, solo aquellos que tocan bien lo hacen. Miro sus dedos fijamente y veo como se mueven. Trato de imitar sus movimientos y poco a poco comienzo a adornar las notas: vibratu, trinu, estacatu. En la mesa de la cocina también esta Fermín tocando el tambor, es incansable, puede estar horas y horas tocando sin parar. A medida que pasan los años, se incorpora gente joven a las clases. Uno de mis mejores amigos se llama Mílio, tiene una gaita de ébano de un artesano que se llama Alberto: “Dios como suena esa gaita”. A veces me la deja y no puedo parar de tocar. Que sonido más impresionante, que dulzura y que brillo. Con esta ya parezco un gaiteru de verdad.

Ricardo Soberado en el Día de América en Oviedo.
Un día de América de 1990.

Esa gaita en la actualidad está en mi poder, 20 años después de tocar esa gaita por primera vez pude comprársela a Mílio.

Uno de los mejores recuerdos que tengo de esa etapa de formación y que siempre guardaré en mi corazón es el que paso a relatar;

Creo que era el día de mi cumpleaños, por tanto, un 7 de febrero. Estábamos en casa preparados para comer y llaman al timbre de casa.

Una persona trae un paquete que pone Ricardo: “ostras… ¿Qué será?”. Mis padres son obreros, derroches los justos.

Abro la caja: ¡Una gaita negra, de ébano! no me lo puedo creer. Me abrazo a mi madre, lloro de alegría, que felicidad.

Metodo de Gaita Xuacu Amieva
Partituras Ricardo Soberado